jueves, 8 de mayo de 2014

Donde?

Dónde estamos las madres que nos tomamos en serio la maternidad. Que sentimos que es lo más importante que estamos haciendo en este momento de nuestras vidas? Que elegimos ajustar la economía hogareña para poder quedarnos con nuestros cachorros, para poder maternarlos nosotras. Y que lo disfrutamos y lo elegimos cada día, a pesar de ser lo más extenuante que nos haya tocado atravesar. Porque es un trabajo constante, las 24hs, (si, somos madres también de noche). Que nos exige emocionalmente, mentalmente, físicamente. Porque nunca tomamos el camino fácil, la respuesta de “librito”. Porque no hacemos “porque así hicieron conmigo”. Porque elegimos ser consientes. Elegimos cuestionarnos. Elegimos intentar ser mejores cada día, para nosotras y para ser mejores con nuestras crías. Porque no hacemos las cosas “porque si”. Investigamos, buscamos apoyo, hablamos con nuestra tribu, comparamos, elegimos con convicción, aunque no estemos seguras, aunque nos equivoquemos una y mil veces.
Porque vemos en nuestros hijos a pequeños maestros. Porque los respetamos. Porque les enseñamos a cuestionar, a pensar; aunque eso nos traiga mil dolores de cabeza porque jamás van a “obedecernos ciegamente como niños buenos”. No criamos niños obedientes que serán parte del rebaño, criamos niños libres, que serán adultos libres. Maternamos para que ellos puedan crear su realidad, para que las realidades sean mejores. No buscamos que se adapten al sistema, sino que rompan el sistema! Que lo cambien! Que lo hagan propio!
Dónde se ven a las madres que damos teta toda la noche. Que no dormimos de corrido en años porque respetamos el ritmo biológico de nuestros cachorros. Porque no los adiestramos a dormir de corrido, solos, 8hs sin molestar...eso es antinatural. No deseamos que se “apaguen”, deseamos que descansen si, pero sintiendo el pulso de nuestro cuerpo, nuestro olor, mamando. Porque así estamos hechos, somos mamíferos, no nacemos gestados completamente, no podemos sobrevivir sin una persona que nos materne y nos cobije. Y elegimos hacer caso a nuestro instinto, a nuestra naturaleza. Elegimos generar en nuestra cría amor, seguridad, bienestar. Elegimos aceptar que la necesidad de contacto es una realidad, y no un “capricho”, una “manipulación” (no entiendo como esta creencia ha logrado extenderse tanto, no lo comprendo).
Dónde estamos las que hoy somos madres informadas. Que somos las primeras feministas porque ELEGIMOS criar nosotras a nuestros hijos, y no volver de una a la sociedad capitalista que el patriarcado nos hace ver como “la libertad”. Porque si necesitamos trabajar fuera de casa, queremos conciliación, no queremos dejar a nuestros hijos en un “depósito de niños” para que otro se encargue. Queremos darles la teta hasta que se nos cante (a ellos y a nosotras), queremos que nuestro conocimiento valga, porque lo seguimos teniendo. No se nos muere el cerebro por haber parido, al contrario, se expande. Porque nos nacen nuevos ojos, porque somos capaces de hacer tantísimo más de lo que nos creíamos capaces. Porque podemos vivir, y mantener vivas a nuestras crías, con apenas unas horas entrecortadas de sueño. Y darles alimento, pero también nutrirlos, y jugar con ellos, y abrazarlos, y hacerles upa, y besarlos, y curar sus nanas, darles cuerpo, nuestro cuerpo, para que se cobijen, para que se sientan seguros, para que exploren y crezcan libres y curiosos.
Dónde estamos las madres que nos pasamos meses leyendo y releyendo libros, foros, historias de parto, testimonios, entrevistando profesionales, eligiendo que deseamos y que no deseamos para el momento en que nuestro hijo esté listo para nacer. Dónde estamos las madres que logramos cumplir lo que queremos, a base de esfuerzo, peleas, leyes, amparos...(si, así de difícil es el día de hoy lograr lo más natural del mundo, un nacimiento respetado). Dónde estamos esas madres violentadas cada día por un sistema que las sistematiza, las trata de enfermas, de boludas no dueñas de su propio cuerpo y de su propia gestación.
Dónde estamos las madres que buscamos una educación alternativa, que no convierta a nuestros hijos en esclavos, donde no les recorten las alas con las misma tijerita a todos, para que sean igualitos, para que obedezcan sin chistar, para que hagan silencio y copien, y no piensen, y no creen. Las que nos empapamos de las distintas pedagogías, las que nos mudamos para que nuestros hijos vayan a la escuela que elegimos. Las que no escolarizamos y educamos en casa. Las que acompañamos y enseñamos/aprendemos, las que no adiestramos. Las que no creamos machos ni sumisas patriarcales, las que dejamos que nuestros hijos elijan juguetes para jugar, y ropa que les sea cómoda, y colores para crear, y aprendan a ayudar en el hogar, a ser honestos, sensibles, empáticos, a que no tienen limite a lo que deseen hacer, sin inculcar “eso es de nena, eso es de nene”
Dónde nos muestran investigando horas y horas los pros y contras de las vacunas. Buscando prospectos, estudios, casos. Buscando las composiciones para saber qué cosa es lo que quieren meterles a nuestros hijos en las venas. Analizando cuál si y cuál no, preguntando, hablando con el pediatra...ese pediatra que nos llevó un casting eteeeerno deambulando de consultorio en consultorio con un bebé en brazos, buscando a alguien humano, alguien que no los llene de ibuprofeno y corticoides a la primera tos, a la primera fiebre. Alguien que nos escuche, y que respete nuestra opinión. Que asesore y acompañe, pero que no “ordene”. Alguien que no se meta en como criamos, que no nos mande “complemento” ni nos quiera destetar porque sus tablitas (esas que tan gentilmente le regalan las marcas de leches de vaca “maternizadas) así lo dicen. Alguien que no pregunte dónde duerme el bebé. Ni nos recomiende “enseñarle a dormir”.
Esas madres, esas mamás reales, no figuramos en ningún lado, no somos públicas. Somos “hippies”, talibanas, extremistas, cada vez que emitimos opinión nos saltan a la yugular. Y terminamos escondiéndonos, porque así como nos parece que nuestro deber es informarnos y decidir, creemos que el de enfrente tiene derecho a lo mismo.
Nos tildan de irresponsables por querer parir en nuestras casas, por no vacunar, por no escolarizar. Y por elegir distinto nos violentan, obligándonos, yéndonos a buscar con la fuerza pública.
Nos obligan a parir internadas como enfermas, atadas, acostadas, observadas...
Se  llevan a nuestra cría antes de que podamos olernos, reconocernos...
Obligan vacunas, remedios, escuela...todos debemos querer lo mismo, todos debemos tener lo mismo, todos debemos hacer lo mismo. Eso no es igualdad, no es equidad, no es justicia. Eso es sistematizar, eso es deshumanizar, eso es alienar. Eso es querer perpetuar un sistema que ya es obsoleto, que no funciona, que es un completo caos de violencia.

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