miércoles, 23 de julio de 2014

El mejor remedio

Invierno. Frío. Y de las pestes, no se salva nadie... ni las madres!

Estuve una semana muy resfriada. Luego, sin pausa, me llegó una faringitis con mucha tos y mucha fiebre. Y bueno, luego le tocó al peque... No es fácil estar enferma, y que ellos estén enfermos. No sé uds, yo me preocupo mucho cuando el gordito (o debo decir, "flaquito") se enferma.

Y lo que me conmueve mucho es que busque refugio en mis brazos. Ahí está, con su fiebre, sintiéndose mal. Con 5 años, ya no hay teta. Pero sí hay brazos, cuerpo de mamá. El está decaído, busca los brazos de mamá. Me conmueve saber que él sabe que estoy (la redundancia, totalmente a propósito).

Que los brazos son refugio, amparo, amor. Que quizás no haga la magia instantánea de curarlo en el acto. Pero su alma y su corazón se nutren, aunque sea de manera inconsciente, de este amparo, de este refugio. Porque no sé si cuando sea adulto lo recordará de manera consciente. Sí sé que, como con muchas otras cosas (risas, juegos, etc), estoy sembrando recuerdos.

Por supuesto que soy un ser humano con errores y defectos. Pero también sé que todos los brazos y caricias y el cuerpo y disponibilidad que él pide sobre todo en momentos como estos, lo tiene.

Y que estos abrazos y este refugio, este amparo, este amor, queda impregnado como el mejor de los perfumes en algún lugar de su corazón.

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